Perejil
Su tono verde radiante nos comunica toda su pureza. Brillante, crujiente y fresco. Estos son los atributos que hacen del perejil una hierba inconfundible.
Su presencia en todas las cocinas alrededor del mundo es un “sí o sí” de la gastronomía.
Un sabor ligeramente mineral y picante se adapta a todo tipo de alimentos. Desde carnes blancas, rojas, pescados y marisicos hasta tortillas, sopas, ensaladas, caldos, estofados y salsas.
Muy popular en la cocina Mediterránea, también es recomendable combinar con otras hierbas frescas y especias para obtener exquisitos saborizantes.
Generalmente es utilizado también para decorar platos, espolvoreando perejil picado por encima de las preparaciones, podemos dar un toque estético muy fino.
Podemos utilizar tanto el tallo como sus hojas, ambos gozan de gran sabor. Recomendamos utilizar hojas frescas de perejil por encima de versiones deshidratadas ya que sus atributos son mejores.
Conservación
Para su correcta conservación, podemos optar por mantenerlo en la heladera dentro de un envase hermético, o bien, envuelto en una toalla de papel apenas húmeda. Fuera del refrigerador, es posible colocar la hierba dentro de un envase de vidrio bien cerrado en un lugar fresco, seco y lejos del sol. Por otro lado, congelar el perejil también es una opción, tanto ramilletes enteros como ya picados.
En cualquiera de sus versiones, siempre es fundamental lavar y enjuagar correctamente el perejil.
Nutrición
- Gran aporte de Vitamina A, B, C y K.
- Gran aporte de minerales, Potasio, Calcio, Magnesio y Hierro.
- Bajo contenido de calorías y grasa.
- Propiedades anti-oxidantes.
Curiosidad: El nombre del perejil viene del griego petrol (piedra o roca), y responde al hecho de que crece bien sobre suelos rocosos. En la Edad Media se lo llamaba peterselie, nombre que aún mantiene en idioma Alemán.